De acuerdo a la ley de atracción, nosotros podemos utilizar la pantalla de nuestra mente subconsciente para proyectar en ella nuestro triunfos o nuestros fracasos. Dependiendo de lo que decidamos proyectar viviremos una vida de éxito y felicidad o una vida de frustración y desencanto.Hace algunos años una escuela puso a prueba este postulado de que los pensamientos y las imágenes que mantenemos en la mente, en forma permanente, tienden a reflejarse en las condiciones y circunstancias de nuestro entorno. Para comprobarlo, tomaron tres grupos de jóvenes y los llevaron a la cancha de basketball para determinar que tan efectivos eran encestando desde la línea de tiro libre. La escuela determino que el promedio de efectividad de los tres grupos era muy similar y equivalía al 22%. Es decir, que lograban encestar solo dos canastas de cada diez intentos. Posteriormente, tomaron el primer grupo y le dieron las siguientes instrucciones: "Durante los próximos treinta días queremos que vengan al campo de juego y practiquen su tiro libre durante treinta minutos". Al segundo grupo le ordenaron que durante los próximos treinta días no tocara el balón, ni practicaran, y que solo se limitaran a ir a la biblioteca durante media hora todos los días para realizar un ejercicio de visualización en el cual se imaginaran ejecutando lanzamientos de tiro libre sin fallar ninguno de ellos. Las instrucciones eran que se vieran encestando cada lanzamiento que hicieran. Al tercer grupo se le encargo que realizara el mismo ejercicio durante todo el mes, y que, además, entrenaran todos los días media hora en el campo de juego, teniendo en cuenta las imágenes mentales que habían visualizado. Al final de los treinta días volvieron a medir los porcentajes, para establecer el efecto que las practicas, tanto físicas como mentales, hubiesen podido tener en el desempeño de los jugadores. El primer grupo, que practico treinta minutos diarios, incremento su efectividad de un 22% a un 32%. Y aunque un 32% aun es muy bajo, lo cierto es que represento un aumento de un 50% sobre el nivel del cual habían partido. El segundo grupo, que no realizo ningún día de entrenamiento, pero que desarrollo durante los treinta días el ejercicio mental de visualizarse acertando todo lanzamiento, subió su porcentaje a un 42%. Lo increíble es que sin hacer ningún tipo de practica física, su efectividad se duplico. Esto es un logro espectacular, especialmente si se tiene en cuenta que lo único que cambio fue su programación mental. Ellos modificaron un programa mental en el cual se veían siempre fallando, por uno en el que se veían siempre triunfando, y ese solo cambio les permitió aumentar su efectividad en un 100%. El tercer grupo, que realizo los dos tipos de practicas, subió su porcentaje a 86%. Como te podrás dar cuenta, hubo un enorme incremento en la efectividad de aquellos jóvenes que practicaron tanto física como mentalmente. Su eficiencia aumento en un 300%. Esta verificación muestra la indiscutible relación que existe entre nuestros pensamientos y nuestra manera de actuar. La buena noticia es que este es un poder que esta al alcance de todos. Imagínate si de ahora en adelante comienzas a hacer lo mismo antes de entrar a tu próxima entrevista de trabajo, o antes de hablar con tu siguiente cliente o de participar en tu próxima competencia o de empezar tu siguiente día. Que tal si comenzaras a practicar tu éxito mentalmente en lugar de sabotear tus posibilidades de triunfo, practicando tu fracaso. Si utilizas tu pensamiento de esta manera lograras hacer que tu éxito sea un reflejo automático. Sin embargo, para que esto suceda, deberás interiorizar aquellos pensamientos, ideas, leyes y hábitos que te permitan convertirte en un triunfador. El objetivo es lograr que estas leyes del éxito, que a veces ignoramos, y otras veces mantenemos brevemente en nuestra conciencia, pasen a ser parte de nuestro pensamiento subconsciente, donde puedan tener permanencia y actuar de manera automática, guiándonos en nuestras acciones. Recuerda que al igual que las leyes que rigen el universo físico, las leyes para alcanzar el éxito afectan nuestras acciones, independientemente de que las conozcamos, las ignoremos o no sepamos de su existencia. Si te asomas por una ventana demasiado afuera, la ley de la gravedad operara sobre ti haciendo que caigas al vacío, así nunca hayas escuchado acerca de esta ley. Lo mismo sucede con los principios del éxito. Si los ignoramos pagaremos las consecuencias.
viernes, 11 de abril de 2008
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